Las Cicatrices Invisibles en el Corazón de Otros

¿Alguna vez has sentido el dolor de unas palabras hirientes que resuenan en tu mente una y otra vez?

A menudo subestimamos el poder arrollador que tienen nuestras palabras. Las palabras no se las lleva el viento; se quedan resonando en la mente y el corazón de quienes han sido lastimados.

Cuando decimos algo hiriente y luego tratamos de arreglarlo con un simple "lo siento", ¿realmente creemos que eso lo soluciona todo? La verdad es que las disculpas no borran el dolor que causaron nuestras palabras. Quedan marcadas, como cicatrices invisibles en el corazón de aquellos que han sido heridos. Las disculpas no pueden reparar nuestra autopercepción y el dolor emocional que dejan tras de sí. Se quedan, resonando en nuestro interior, nos hacen cuestionar nuestra valía sumergiéndonos en un abismo de depresión y ansiedad con la cual a veces resulta difícil lidiar.

Es fácil herir con palabras cuando estamos enojados o frustrados. Pero muchas veces no entendemos el impacto que nuestras palabras pueden tener en los demás...

Todos somos vulnerables. Todos hemos sentido el peso de unas palabras hirientes en algún momento de nuestras vidas. Es desgarrador pensar que alguien que nos importa o nos importó, pueda usar ese "poder" que en algún momento le dimos sobre nosotros para herirnos tan profundamente sin siquiera darse cuenta del daño que están causando. Es triste ver que algunas personas prefieren herir con sus palabras en lugar de construir con ellas. ¿Por qué lo hacen? Tal vez lo ignoran y simplemente no comprenden el alcance de su daño... Prefiero creer en la ignorancia antes que en la malicia.

Todos merecemos ser tratados con amabilidad y respeto, necesitamos recordar la importancia de ser amables y compasivos con nuestras palabras. No sabemos qué batallas están librando los demás en su interior...

Seamos conscientes del poder que nuestras palabras tienen para herir o sanar. Elijamos siempre usarlas para construir, para sanar, para amar. Juntos, podemos crear un mundo donde nuestras palabras sean siempre un reflejo de la bondad y la compasión que hay en nuestros corazones.